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Lecciones en la montaña

Durante mi vida como ejecutiva y como facilitadora de programas de desarrollo de liderazgo he reflexionado, leído y aprendido de diferentes metodologías y herramientas que ayudan a una persona a ser resiliente, a adaptarse a los cambios y lograr sacar su brillo a pesar de las adversidades.

Todas esas lecciones han sido de mucho valor para mí; sin duda las he aplicado en mi vida y he impulsado a que otros también lo hagan. Sin embargo, la experiencia de estar sola en una montaña de nieve en Colorado a unos 2,000 metros altura; enfrentando mi vulnerabilidad, mis propios miedos e inseguridades, es lo que más me ha enseñado sobre autoliderazgo y motivación personal. 

Aquel día no estaba completamente sola, pero la realidad es que no estaba lista para avanzar a la velocidad con la que el resto de lo grupo lo hacía. Y bueno, ni hablar de la confianza con la que percibí que las demás personas bajaban las pistas de esquiar como si fuera una actividad que hicieran todos los días.

Así que decidí avanzar a mi propio ritmo, ya que entre más trataba de seguir a los demás, más sola y abrumada me sentía en esa gran montaña, llena de “expertos” que con facilidad enfrentaban aquello que para mí parecía sumamente desafiante.  Mientras bajaba, comencé a reflexionar sobre la similitud de esta sensación que estaba experimentando con los retos que enfrentamos a lo largo de nuestra vida; muchas veces solitarios e inciertos. 

Al darme cuenta que no tenía a nadie alrededor, concluí que la mejor estrategia que tenía en ese momento era iniciar mi diálogo interno como un impulsor de confianza y determinación para que pudiera bajar la montaña poco a poco. 

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Hoy  te quiero compartir algunas de éstas reflexiones que me ayudaron a seguir adelante en ese momento y que relacioné con lecciones de liderazgo para que otros ejecutivos puedan aplicarlas en sus desafíos actuales.

  • Define tu rumbo y avanza sobre un sendero seguro. Ojos puestos en el horizonte, en tu objetivo y tus pies bien puestos en la “tierra” (en este caso en la nieve). 
  • Toma decisiones basándote en todo el panorama. Cuando las condiciones externas sean adversas o inciertas, posiblemente te encontrarás con tus inseguridades; el miedo limita el aprendizaje. Regresa a los básicos y reconecta con tus recursos internos.  Entre más retador sea tu camino, más flexible tienes que ser para esquivar y superar tus desafíos. 
  • Humildad. Es usual compararnos con otras personas que están haciendo un gran trabajando, creyendo que tienen todo aquello de lo que nosotros carecemos en este momento. Siempre habrá alguien arriba de ti y alguién que vaya abajo. Cada quien debe compararse consigo mismo, no con las demás personas. La evolución se mide sobre avances personales, no sobre tu avance en relación a alguién más. 
  • Mentalidad sobre habilidad. Puedes tener las herramientas o la técnica correcta para lograr tu objetivo; pero sin la mentalidad adecuada, difícilmente alcanzarás el éxito sustentable. Cualquier cima se puede bajar si vas poco a poco hasta que agarres confianza y destreza. Son tus propias creencias de ti mismo las que te impulsarán a dar lo mejor de ti y a alcanzar tu máximo potencial.
  • Crece junto a otras personas. Cuando te sientas perdido o perdida, puedes seguir a alguién que ya haya atravesado ese camino y pide ayuda. Muchas veces necesitamos únicamente un empujón para que logremos enfrentar nuestros propios límites; porque de otra forma nunca haríamos.
  •  Háblate con compasión.Tu diálogo interno será tu mejor aliado o tu peor enemigo. Es común hablarnos desde las creencias limitantes, miedos, inseguridades y juicios que rara vez se callan.¡Cuida tus palabras y elije qué decirte cuando estás en terrenos deconocidos y momentos de incertidumbre! Descubre tus disparadores y aprende a enfrentarlos.
  • Tu mayor recurso eres tu mismo: No es necesario demostrarle nada a nadie, tu valor no depende de lo que logres o no, sino de lo que eres. Cuando sientas que ya no puedes más, recuerda otros retos similares que hayas atravesado y logrado con anterioridad.  
  • Caerse es parte del aprendizaje. El objetivo no es evitar las caidas, sino aprender a levantarse. Toda habilidad tiene una curva de aprendizaje, nadie nació sabiendo cómo bajar una montaña o cómo superar situaciones adversas. Así que, baja la velocidad hasta que te sientas nuevamente cómodo y vuelve a acelerar poco a poco, hasta que descubras de lo que eres capaz.  
  • Lo más importante en momentos de cambio y de incertidumbre es ¡Fluir y disfrutar el camino!

La evolución como líder tiene altos y bajos, buenos y malos momentos. No tenemos el éxito asegurado, ni la certeza de que seremos los mejores líderes. Sólo el actuar y reaccionar con consciencia nos permitirá transformar la adversidad en aprendizaje. Son los pequeños retos los que nos hacen crecen y las experiencias difíciles las que dejan la mayor huella en nosotros.

El camino y los desafíos no han terminado; por eso, si te encuentras una situación desafiante, te invito a mirarte desde el corazón, con una mirada compasiva y  reconocer todos los logros que has alcanzado a este momento. 

Recuerda que de todo en la vida se aprende y esto no es la excepción.

Escrito por Clara Frischwsser, Socia Fundadora y Directora TAMIM HR Consulting

 

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